Los ingenieros Ruiz, padre e hija, usan mapas para ambientar cada lote, varían densidad de semilla y dosis de nutrientes. Además, usan cultivos de cobertura. La tecnología, a fondo.
✍ Al paso de la cosechadora, la línea de cañas y el colchón de chalas contrasta con los tallos verdes del centeno que ha ido tomando cuerpo debajo del maíz. “El cultivo de cobertura se hizo con una siembra aérea sobre el maíz en V6-V7; buscamos anclar el rastrojo, evitar que se vuele por los vientos, y también favorecer la infiltración de agua previa a la nueva siembra”.
Marcelo Ruiz, ingeniero agrónomo y socio de la firma Roca Madre SRL, cuenta así sobre el manejo en el campo La Amistad, al norte de Jesús María, Córdoba, una zona difícil en la cual el híbrido 72-70 VT3P de Dekalb acaba de anotar 100 qq/ha de promedio, tras una campaña en la cual la agricultura digital, y FieldView, fueron fundamentales.
Durante las últimas dos campañas, en una rotación que incluyó 50% soja y 50% maíz, se incorporó como cultivo de cobertura una vicia detrás de la soja, que fue secada previo a la siembra de maíz. Después, con el maíz en V6-V7, se experimentó con el centeno, también como cobertura.
“La duda que teníamos es si estos cultivos le quitaban agua al maíz que seguía, pero luego de varios ensayos vimos que eso no ocurre y los beneficios están en el anclaje del rastrojo y en la infiltración del agua”, dice Ruiz, explicando un planteo que utiliza mucha información digital.
Melina Ruiz, hija de Marcelo, también ingeniera agrónoma, maneja buenas parte de las estrategias que utilizan para ese manejo de punta, incluyendo las digitales, que llevan a cabo en varios campos ubicados entre Jesús María y Villa de María del Río Seco, en el norte cordobés.
En algunos de esos lotes incluyen la producción bajo riego, el doble cultivo trigo-soja y también garbanzo como cultivo de invierno.
Utilizando Prescripciones de Semillas FieldView, en La Amistad eligieron el DK72-70 VT3P porque “se trata de un híbrido de alto potencial, ya que estamos en un buen lote, con buen porcentaje de materia orgánica y buenas lluvias”, menciona Melina.
La elección del híbrido vino de la mano de un planteo que incluyó, como se dijo, la prescripción variable de semillas y también de fertilización, además de una estrategia de reposición de fósforo, a partir del análisis de suelo por ambiente.
“Estamos trabajando ya hace varios años con FieldView. A mí particularmente me gusta mucho”, dice Melina con claridad.
Y agrega: “me permite ir viendo el lote momento a momento y ajustar varias cosas. No sólo en la cosecha utilizamos esta plataforma, sino también en la siembra. Creo que es una herramienta muy dinámica y realmente importante”.
Pero en el campo van más allá, utilizando múltiples tecnologías. Por ejemplo, cuentan con sistematización con terrazas para retención y manejo del agua, particularmente útil en esos suelos con pendiente de pie de sierras.
El monitoreo online de todas esas variables permite ir ajustando el sistema en su conjunto.
Las metas en cuanto a rendimiento forman parte de esa sintonía fina que van haciendo con la tecnología: “En este lote, con el DK 72-70, obtuvimos un promedio de 98 qq/ha, pero en los mejores ambientes superamos los 110 qq/ha”, dice Melina. Son números muy buenos para la región.
De todas maneras, con datos e información, la ingeniera dice que van por más: “Tenemos que analizar más en detalle con los mapas”, sostiene.
Es que hay mucha variabilidad en los lotes, que responde sobre todo al relieve. Tienen desde lomas más arenosas hasta bajos más arcillosos, con mejor suelo. Y los mapas son clave para analizar esa información y determinar el mejor manejo sobre cada uno.
En esta campaña se utilizaron tanto las Prescripciones de Semillas FieldView como la fertilización variable, con evaluaciones que ayudarán a sacar conclusiones y a optimizar los recursos en el futuro.
En este trabajo de incorporar herramientas de la agricultura digital, utilizar mapas y demás, los productores están asesorados por los ingenieros Guillermo Peralta y Luciano Di Paolo, especializados justamente en manejo de suelos y sistemas agrícolas.
A partir del diagnóstico de fertilidad y de nitrógeno se determinaron dos ambientes diferenciados y se hizo una aplicación de urea al voleo en V6-V7 del maíz.
“Después de haber hecho la ambientación, estamos observando que en esta zona los lotes están bien en cuanto a MO y Ph, pero tienen un déficit de fósforo”, observa Melina. Por eso, como parte de la fertilización, se aplicó un arrancador con 80 kg/ha de fosfato monoamónico.Desde hace tiempo que Roca Madre SRL trabaja con herramientas de agricultura por ambientes, pero la digitalización aporta cada vez más herramientas y soluciones.
“Hacemos un mapa preliminar de ambientes y después se corroboran los datos con muestreos de suelo en el campo”, enumera. A partir de estos datos disponibles previo a la siembra de maíz, se hicieron los mapas de densidad de semilla y fertilización variable.
“Generalmente en la zona usamos un promedio de 65.000 plantas por hectárea. pero el lote quedó ambientado en dos zonas: en una subimos la densidad a 73.000 plantas por hectárea (en las mejores partes) y en otras las bajamos a 60.000 (en las peores)”, explicó la ingeniera.
De este modo, se mantuvo la misma población promedio de semillas en el total del lote, pero estableciendo una diferencia de más de 10.000 plantas por hectárea entre el máximo en una zona y el mínimo en la otra.
Con el mismo criterio se ajustó la fertilización, según estos ambientes. En este aspecto, de aquí en adelante, Melina considera que el desafío va a ser “la reposición de fósforo en los lotes, porque eso ya lo fuimos viendo en base a los datos, pero no tuvimos mucho tiempo para tomar medidas al respecto todavía”.
De todas maneras, para la nueva campaña ya tiene previsto hacer esta refertilización con una máquina que aplicará el fertilizante al voleo de manera variable, según los distintos ambientes del lote determinados previamente.
“Creo que todavía nos queda bastante por avanzar. La idea es potenciar los recursos y el año que viene ajustar de nuevo el manejo, según los resultados y los análisis de datos que nos arrojan los mapas de densidad y fertilización”, agrega Ruiz.
Antes de terminar, Melina hizo una referencia adicional a los cultivos de servicio. Recuerda que sin ellos “los vientos volaban el rastrojo y empezábamos a perder humedad en el lote”.
Pero ahora, con el centeno, se podrá ampliar la ventana de siembra, ya que evitan que se evapore rápido el agua y el lote pierda humedad después de una lluvia.
Las herramientas digitales, y también la presencia permanente en el lote, permitirán hacer un seguimiento de su estado fenológico para secarlo en el momento justo y dar lugar a la nueva siembra.
Los Ruiz, en Córdoba, muestran el camino de la mejora continua. Datos, análisis, manejo y digitalización forman parte de un combo que les permite crecer en productividad y, también, en sustentabilidad. ©