Lo afirma Emilia Macor, productora y futura ingeniera agrónoma, que usa la plataforma de tecnología agrícola FieldView para planificar la recorrida por el campo con su papá en Córdoba.
Los tiempos que corren exigen cada vez más producción, eficiencia y sustentabilidad, para satisfacer la demanda de los consumidores de alimentos, fibra y energía, así como para el sostenimiento de las empresas agropecuarias.
De esta manera lo entiende María Emilia Marcor, cuarta generación de productores, estudiante de agronomía, integrante de AAPRESID Joven y heredera de la tradición familiar.
Joven, curiosa, nativa digital, mientras finaliza sus estudios universitarios en agronomía, trabaja mano a mano con su papá en Adelia María, en el sur de la provincia de Córdoba, recorriendo los lotes y aplicando cuanta tecnología digital agrícola esté disponible y le sea útil para mejorar la producción y la gestión empresarial.
La experiencia de su padre, unida a sus conocimientos agronómicos y de nuevas tecnologías, generan la sinergia que potencia el negocio, de la mano de la agricultura digital.
“La digitalización es un proceso que se ha acelerado, especialmente en el último año en el contexto de la pandemia. En el sector agropecuario nos ayuda a producir de manera más eficiente y nos soluciona problemas”, asegura Emilia.
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Con 22 años, conoce bien las ventajas del uso de las AgTech en el proceso agrícola. “Hoy en día, a lo mejor no podés acceder a un lote por el estado de los caminos y mandás un drone, o mirás la imagen satelital, o usás aplicaciones de tecnología agrícola en el celular y podés ver el avance de tus cultivos o si tenés algún problema”, ejemplificó.
La tecnología agrícola, en las visitas al campo
Actualmente reside y cursa sus estudios en Río Cuarto, por lo que solo puede hacer las visitas a campo los sábados y domingos. En esta situación, la tecnología agrícola también es una ayuda.
“Agarro el celu, abro la app de Fieldview, veo los puntos del campo donde tengo anomalías y en base a eso armo el plan para hacer mi recorrida del fin de semana junto a mi papá”, explicó.
“Soy muy curiosa, siempre trato de encontrar una aplicación en el celular para solucionar situaciones de la vida cotidiana y en el agro siempre estoy buscando algo nuevo”, contó. De acuerdo a Emilia, se trata de “nuevas formas de ejercer la agronomía”.
Compatibilidad: un tema clave para las apps de agricultura digital
No obstante, aclaró que recorrer el campo sigue siendo fundamental. “La tecnología agrícola te facilita las cosas pero vos tenés que estar in situ para testear, validar, comparar resultados... es una experiencia conjunta”, sostuvo.
A su vez, la tecnología agrícola le permitió descubrir cosas que no había visto a campo. Y cuenta un ejemplo.
“Teníamos problemas en un lote y empezamos a investigar en los mapas satelitales de rendimiento de años anteriores. Después fuimos al lote con el barreno y ahí se nos despertaron mil dudas más. Todo eso, si uno lo hace sin registrarlo, corre el riesgo de olvidarse y ahí la tecnología agrícola hace su aporte, permitiendo registrar datos y analizar información de distintos orígenes”, relató la joven.
En paralelo, llama a no confundirse con la sobreoferta de datos. “Hay que tener en claro qué buscás y qué necesitás”, remarca.
Tecnología digital agropecuaria para ahorrar en insumos
Según la productora, la aplicación de la tecnología digital agrícola también les permitió ahorrar dinero en algunos insumos y destinarlo a la compra de otros, como por ejemplo fertilizantes, y así aumentar las dosis aplicadas. “Pudimos hacer un uso más eficiente de los recursos, lo que se traduce en mejores rendimientos y estabilidad”, indicó.
Al respecto, destacó una máxima de su padre: “No importa el techo de producción siempre y cuando el piso sea estable y sea el más alto. Porque, ¿de qué vale que uno de cada diez años tengas un rendimiento récord y todos los otros se te vaya cayendo?”.
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Asimismo, subraya la importancia de tener un buen resultado económico “pero siempre cuidando el suelo, el ambiente, porque no hay otra herencia más importante que la naturaleza y el lugar donde vivimos, que nos dejan nuestros padres y le vamos a dejar a nuestros hijos”.
En cuanto a la complementación que tiene con su padre, señaló: “Mi papá se adapta muy bien a la tecnología agrícola siempre que le sea beneficiosa; es más, él es el motor para que yo siga buscando nuevas alternativas e inspeccione otras formas de solucionar los problemas. Él siempre me ha motivado”.
Emilia reconoce que la oferta de tecnología digital para el sector agropecuario argentino es muy amplia. Sin embargo, consideró que “hay que tener claro qué es lo que uno necesita y para qué, además de saber lo que uno está dispuesto a pagar”.
Por otra parte, alerta sobre las limitantes que observa en el sector: “La barrera que yo encuentro para la adopción de tecnología agrícola es el tema de la falta de conectividad; si bien hay plataformas de agricultura digital que permiten trabajar off line y que luego cargan y procesan la información cuando uno está on line, no todas lo brindan ni todos los productores las conocen”, manifestó.
La futura ingeniera valoró que detrás de algunas plataformas “haya un equipo de servicio técnico presente que acompaña al productor en el proceso de digitalización”. Sostiene que es un punto fundamental: “Es importante porque uno no se siente solo, porque las dudas y el desconocimiento sobre las aplicaciones de tecnología agrícola pueden ser un problema más”, dice.
Aprendiendo día a día de la experiencia de su padre, forjándose como profesional en la universidad, ávida de conocimiento, abierta a las nuevas tecnologías, usuaria de varias plataformas para el agro y conocedora de sus beneficios, Emilia no lo duda: “Yo creo que la digitalización es el futuro”.