Lo explica un especialista, el ingeniero agrónomo Esteban Bilbao, referente de AAPRESID en el sudeste. Habla también de los beneficios de la digitalización para los análisis de suelos.
En el sudeste de la provincia de Buenos Aires, los productores y asesores técnicos ultiman definiciones de la campaña fina 2022/23, que está próxima a iniciarse. Además de la puesta a punto de la maquinaria, hay otra tarea estratégica que debe hacerse con tiempo: el análisis de suelos.
Para el sudeste (la zona núcleo para el trigo) comienza la temporada más importante del año y de la cual esperan los resultados seguros y estables que aportan habitualmente los cultivos de invierno.
Esteban Bilbao es socio y asesor, junto con su hermano Agustín, de Viento Sur, una empresa de servicios de asesoramiento agronómico de la ciudad de Necochea.
Él ya está trabajando en la presiembra y llevando a cabo una serie de decisiones fundamentales para encarar la campaña, marcada por los altos costos productivos y la incertidumbre que presenta “La Niña”.
Entre las prácticas que para Bilbao son imprescindibles está el muestreo y análisis de suelos, manejo estratégico que él, y también algunos de sus asesorados, están haciendo de manera digitalizada.
“En nuestra zona todavía hay un abanico de productores con diferente conciencia sobre la importancia de hacer análisis de suelos”, introduce.
“En una punta, están aquellos que hacen muestreo con poca representatividad para tomar definiciones sobre nutrición vegetal y, en la otra, los más adelantados que lo realizan como una guía de sus decisiones y como parte de un manejo por ambientes y sitio-específico”, destaca.
Pero para Bilbao no hay vueltas: dice que no se puede escatimar inversión en el diagnóstico.
“Nosotros buscamos avanzar otro escalón y que los productores hagan un análisis de suelos más completo cada campaña, que evalúen más nutrientes para definir la fertilización y no únicamente el nitrógeno”, advierte, en referencia al nutriente más importante para los cereales.
¿Cómo hacer un análisis de suelos en la era digital?
Como parte de los avances que menciona Bilbao, los técnicos de Viento Sur están integrando el uso de la tecnología y las plataformas digitales para llevar adelante el muestreo.
“Esta campaña es la indicada para hacer los diagnósticos correctos y precisos, debido a los altos costos de los fertilizantes. También es la apropiada para hacer una ambientación del campo. Esto es económico, sustentable y, si la tarea de definir ambientes está bien hecha, solo se hace una vez”, recomienda.
En el sudeste bonaerense, Bilbao dice que la participación de los cultivos de grano fino en las rotaciones viene en crecimiento. Asimismo, en toda la zona la superficie sembrada con cebada crece más que la triguera.
El técnico tiene su área de trabajo más recostada sobre la costa. Allí, indica que hay menor variabilidad en la calidad de los suelos, con respecto a la parte más continental de la región.
“Cuando nos iniciamos en el uso de la tecnología y las plataformas con los primeros productores, hace unos siete años, entendimos que las herramientas vienen a simplificar la tarea de hacer muestras de suelo. Nos ayudó a identificar un lote para muestrear, después de haber recorrido kilómetros y kilómetros de tierra”, recuerda.
Como parte de su metodología, el técnico establece un punto georreferenciado en cada muestra que toma, ya sea dentro de un ambiente definido como en el caso en el que no haya una ambientación.
De esa forma, a cada uno de esos puntos luego les va sumando capas de información y nuevos datos, que permiten hacer un análisis global, una vez finalizada la campaña.
¿Cada cuánto hacer análisis de suelos agrícolas?
El experto asegura que cada nuevo ciclo de cultivo implica muestrear los mismos ambientes o distintos puntos, para tomar mejores decisiones. Y, en ese sentido, aporta varios mensajes clave sobre la importancia y el criterio de tomar muestras de suelo.
“Si no se toman muestras de suelo porque se cree que aportan poco a la decisión, se estará siendo menos eficiente y perdiendo rentabilidad”, asegura.
Afirma también que hacerlo sin un objetivo claro para cada ambiente redunda en un manejo menos preciso. “Hay que plantear un objetivo y, a partir de ahí, construir una decisión de manejo diferenciado”, sostiene.
Para el asesor, el uso de plataformas digitales permitió aportar precisión a la realización de las muestras, ya que permiten una mejor “navegación” de los lotes. Además, permiten nutrir con datos -como mapas de rendimiento, de profundidad de tosca o sondeo con rastra Veris- cada muestra que se toma en el campo.
El asesor necochense reconoce que el proceso de adopción de la tecnología viene más lento en el sudeste que en otras regiones del país. Sin embargo, Bilbao y su equipo comprobaron que la tecnología está generando una gran diferencia técnica y económica en los campos de la zona.
Sostiene que vienen viendo, en varias campañas, que genera un importante ahorro en los costos, por un uso más eficiente de los insumos.
¿Qué tecnología se usa en el manejo del suelo?
Otra de las ventajas que le está aportando el uso de las plataformas digitales es poder integrar, en varios casos, el análisis de suelos con el monitoreo de problemáticas sanitarias comunes en la zona, como malezas difíciles o plagas peligrosas como la babosa o el bicho bolita.
En referencia a las malezas dice que está trabajando con un colega que baja los mapas de la aplicación dirigida de Weedit y eso permite identificar las zonas del lote con mayor frecuencia de apertura de los picos de la pulverizadora.
Es otra capa de información, que se suma a las ambientaciones, las muestras de suelos georreferenciadas y demás.
En este sentido, se entusiasma con un trabajo que está llevando adelante el INTA, en la estación experimental de Balcarce, que permitirá calibrar mejor las pulverizadoras al voleo.
“No sirve que hagamos los muestreos de suelos si luego nos encontramos con importantes fallas de aplicación de fertilizantes, dadas por la mala distribución o deficiente calidad. La buena calibración de las máquinas es fundamental para validar todo el trabajo previo”, asegura.
Bilbao dice, para cerrar, que estas campañas, marcadas por la sequía y coyunturas complejas, requieren separar las decisiones “emocionales” de las “precisas, sustentables y eficientes”.
Por eso, está convencido de que es fundamental impulsar un cambio de mentalidad, para que cada vez más productores hagan un primer diagnóstico, por medio del análisis de suelo, y puedan, así, aprovechar luego todo el potencial de la tecnología. ©
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