Lo dice Ana Wegman, gerenta de Innovación y Desarrollo de la reconocida firma Lartirigoyen y Cía., que tiene su base en Catriló, La Pampa. Una innovadora de la agricultura digital.
“El de la digitalización es un tren que ya arrancó y hay que subirse”, dice Ana Wegman, gerente de Innovación y Desarrollo (I+D) de la reconocida firma Lartirigoyen y Cía., con sede central en Catriló, La Pampa.
“Estamos empezando a digitalizar los lotes por ambiente y no por alambrados. Eso significa empezar a romper el concepto de lotes rectangulares y delimitarlos por sus características”, menciona Wegman, de 34 años, licenciada en Química de la UBA.
Experiencias profesionales y la formación de posgrado en los Estados Unidos en geografía, sistemas de información geográfica (GIS) y clasificación de uso del suelo, la respaldan en las principales herramientas de la agricultura digital.
Wegman destaca que Lartirigoyen “arrancó un proceso de innovación muy fuerte, es una empresa muy innovadora, ‘bottom up’ (de abajo para arriba): los colaboradores son muy proactivos y siempre están buscando la manera de hacer los procesos más eficientes”.
Con este motor, en 2019 se creó el área de innovación, en la que los equipos de trabajo presentaron más de 80 proyectos. “Hicimos mucha capacitación en ‘digital mindset’, un cambio en el paradigma digital: somos una empresa que cree que la digitalización nos va a llevar hacia una producción más sustentable”, dice.
Así, argumenta por qué FieldView, desde los inicios de la plataforma de agricultura digital de Bayer, es uno de sus socios estratégicos. “Fuimos los primeros en colaborar cuando FieldView hizo su lanzamiento y hoy contamos con 40 cuentas, con las cuales hemos dibujado más de 160.000 hectáreas y mapeado más de 72.000 para tener mapas de siembra y de cosecha”, explica.
Experiencias con la digitalización de la agricultura
Por sus resultados, el modelo de implementación de la plataforma de agricultura digital que lleva adelante Lartirigoyen ya está prendiendo entre sus clientes. “Hacemos un seguimiento semanal para ver cómo está cada cuenta. Vemos si el usuario necesita que lo visitemos, que lo llamemos, si le falta un insumo, o lo que sea”, resume Wegman.
La experta cuenta que la otra pata que tuvo mucho resultado son los talleres de capacitación de la herramienta de agricultura digital que empezaron a hacer cada dos semanas, en los cuales los usuarios van compartiendo sus distintas experiencias y casos de uso. Empezaron en mayo de 2020 y ya llevan 24 encuentros.
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“Por medio de FieldView buscamos que todas nuestras cuentas trabajen sus lotes con agricultura de precisión, comenzando por una agricultura por ambientes, porque la agricultura de precisión tiene que ver con la decisión de definir qué dosis, cuándo, dónde y cómo”, argumenta la gerenta de I+D.
En los talleres se produce un rico intercambio entre los usuarios que exponen los beneficios de la agricultura digital y cómo la tecnología agrícola ayuda a economizar tiempo y recursos, maximizar rendimientos y también a resolver conflictos.
“Este es un espacio en el que la gente se engancha mucho. Tenemos usuarios de todos los niveles: los que tienen un montón de compatibilidad y prácticamente toda su producción digitalizada, y quienes usan la plataforma más que nada para las imágenes satelitales y para monitoreo”, describe.
“Lo bueno es que van mostrando los ejemplos, los casos de uso exitosos que tuvo una cuenta y de esa manera son los propios usuarios quienes dan los ejemplos. Así es cómo estas herramientas ayudan en la democratización de la información”, añade Wegman.
Cosecha de datos y beneficios de la agricultura digital
La experta aprovecha la entrevista para contar algunos casos en los que han estado involucrados, que le parecen muy interesantes. Aquí van:
- Deriva de vecinos. Por medio de los mapas de FieldView se pudo determinar una zona roja que indicaba la superficie afectada por la deriva de una aplicación vecina, que generó una merma de rendimiento. Sobre 54 hectáreas totales hubo que resembrar 19 en un cultivo de cebada. “Con datos concretos se beneficia mucho la relación entre vecinos y se resuelven conflictos”, detalla.
- Cosecha en tiempo real. En medio de la pandemia, desde su casa, varios usuarios pudieron hacer el seguimiento de la maquinaria agrícola en tiempo real, con todos los valores de la cosecha. Fue un gran cambio, en línea con la época.
- Marcaciones georreferenciadas. Cada vez más cuentas trabajan con marcaciones, utilizando a pleno la posibilidad de insertar pines. “Le ponen un color a tal enfermedad, otro para marcar profundidad de napa, otro para muestras de suelo”, enumera la experta.
- Potencial de un campo alquilado. Uno de sus clientes utilizó la información recolectada en FieldView para demostrar que un campo que alquilaba desde hacía tiempo no tenía el potencial que creía su propietario. “Las imágenes satelitales y los mapas de rendimiento permitieron resolver la discusión”, explicó.
- Micro ambientaciones. En ambientes de suelo denominados “thapto” (son micro bajos con depósitos de arena sobre sedimentos más antiguos), un usuario hizo un mapeo con micro ambientaciones. Luego utilizó Prescripciones de Semillas FieldView y logró un importante ahorro de semilla y otros insumos, dado que los asignó con precisión, de acuerdo al potencial de cada lugar.
- Corrección de nitrógeno. En base al mapeo del cultivo antecesor, se determinó que un lote de girasol necesitaba mayor reposición de nitrógeno en algunos sitios. Teniendo en cuenta ese dato, se hizo una aplicación dirigida, para homogeneizar el rendimiento en todo el lote.
- Control de labores. En una cosecha de maíz, en la cual la indicación que le habían dado al contratista era levantar el grano con menos de 14% de humedad, el monitoreo de la plataforma de agricultura digital de FieldView permitió determinar cuántas hectáreas se cosecharon con mayor humedad. En base a este dato, se le hizo un reclamo al prestador de servicios. “El dato queda y el contratista sabe que lo están controlando”, precisa Wegman.
El futuro de la tecnología agrícola
Con todos estos conocimientos, la experta habla de las metas que tiene hacia adelante. “Nuestro objetivo es que el 100% de nuestra producción y de las labores puedan estar mapeadas en FieldView. Soñamos con una digitalización total”, dice.
Considera que lograr ese objetivo “va a depender mucho de que se siga trabajando en compatibilidades de las plataformas y que el parque de maquinarias mejore, como lo está haciendo”.
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El próximo paso, acota, es la maduración de los ecosistemas, la integración de la información que hay en las distintas plataformas de agricultura digital, para que el productor pueda usarlas en conjunto, de manera centralizada. A esto aportan todas las herramientas digitales que llevan a productores, asesores, contratistas y tantos otros a trabajar de una manera cada vez más colaborativa. Porque el conocimiento, cuando se comparte, crece.