Santiago Lorenzatti, quien desarrolló el concepto de Agricultura Certificada de AAPRESID, analiza qué es hoy la agricultura sustentable. Y destaca el rol de herramientas como FieldView.
Conocer la historia de un producto, desde que se siembra con una semilla en el suelo hasta que llega al consumidor –lo que se llama trazabilidad-, es un requisito cada vez más habitual en la agricultura sustentable actual, tanto por motivos comerciales (de acceso a mercados) como de cuidado del ambiente.
El desafío detrás de eso es ambicioso: aumentar la oferta de alimentos, fibras y energía, para una población que en las próximas décadas superará los 10.000 millones de personas en el mundo. La gestión de los datos y la agricultura digital son una parte importante de ese proceso.
En su tesis de maestría en Agronegocios y Alimentos en la UBA, Santiago Lorenzatti ya lo tenía en mente.
Por eso, plantó su propia semilla, algo que se venía discutiendo en la Asociación de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), de la que era gerente general: crear un sistema de certificación de la agricultura por su gestión eficiente y ambientalmente responsable.
Esas ideas y esa tesis, allá por 2006 -recuerda Lorenzatti-, terminaron por darle forma al actual programa de Agricultura Certificada de AAPRESID, en el cual la gestión de los datos también fue, y es, fundamental.
Qué es hoy la agricultura sustentable
¿Qué rol tienen las rotaciones, los cultivos de cobertura, los datos y la registración de todo lo que se hace en el sistema productivo?
Como primera definición, un referente como Lorenzatti dice que “la agricultura sustentable es aquella que permite, usando el máximo de conocimiento científico y tecnológico disponible, obtener los máximos rendimientos, sin afectar negativamente los recursos utilizados para lograrlos”.
Con base en Monte Buey, en pleno sudeste de Córdoba, donde reside, Lorenzatti es socio de Okandú SA, junto a Agustín Bianchini y Martín Sánchez, también hijos de la cultura de AAPRESID y del movimiento CREA.
La empresa presta servicios profesionales en agricultura, investigación, desarrollo, asesoramiento y capacitación. “Nos proponemos ser parte de las soluciones al validar tecnologías, ayudar a acortar la brecha productiva entre un ensayo, su potencial, y la realidad de lo que sucede en el campo”, resume.
Beneficios de la agricultura sustentable
En ese marco, dice que hablar hoy de los beneficios de la agricultura sustentable es referirse a conceptos como:
- Huella hídrica
- Huella de carbono
- Comercio justo en la cadena productiva
- Su impacto en cuestiones ambientales, sociales o legales
- Y mucho más.
Al mismo tiempo, afirma que no puede perderse de vista que la demanda de alimentos, fibras y energía crece en un contexto de cambio climático y áreas cultivables cada vez más escasas, que plantean un conflicto entre la expansión de la frontera agropecuaria y la conservación de recursos.
En ese marco, una gestión eficiente, basada en datos, es fundamental.
“Los recursos con los cuales contamos son básicamente suelo, aire y agua. Por eso, debemos maximizar la producción cuidando el ambiente. Es decir, sin afectar el uso futuro de esos recursos”, sintetiza Lorenzatti.
Buenas prácticas e información en la agricultura sustentable
Para el experto, el haber abandonado las labranzas, haber pasado a un sistema sin laboreo con cobertura permanente y siembra directa, ha significado un cambio paradigmático para la agricultura mundial.
“Esa es la primera gran herramienta, la primera buena práctica paraguas que tenemos quienes hacemos agricultura”, remarca.
Pero está convencido de que la producción extensiva y sustentable actual requiere que vaya acompañada de una serie de buenas prácticas:
- Rotaciones.
- Nutrición y reposición de nutrientes a través de la fertilización y la fijación biológica.
- Manejo integrado de plagas.
- Y uso responsable de los fitosanitarios.
A estos cuatro elementos le agrega un quinto soporte, que considera “una buena práctica más”, y que consiste justamente en la gestión digital de la información y los datos.
En esta línea, imágenes satelitales o sensores que miden variabilidad espacial son funcionalidades que sirven para entender la realidad y sin duda se incorporan, por ejemplo, a la agricultura sustentable, manifiesta.
“Plataformas como FieldView son verdaderas aliadas para la gestión de toda esa información que antes estaba dispersa”, asegura.
Y agrega que “al ordenarla, ponerla en capas y luego analizarla, nos ayuda a entender mejor el ambiente productivo”.
Para Lorenzatti, todo el paquete tecnológico que incluye genética, tecnología de procesos en las rotaciones, ajuste del manejo nutricional y herramientas digitales para generar nuevo conocimiento, explican actualmente más del 70% de la construcción del rinde y de una agricultura sustentable.
Pero el experto también anota en esta lista la importancia de evaluar y conocer la variabilidad existente en cada ambiente de producción. “No podemos caer en el error frecuente de querer aplicar una tecnología de uso variable sin primero haber precisado cuál es la variabilidad ambiental”, advierte.
De la agricultura certificada al municipio verde
En este camino de avances, una derivación de la agricultura certificada, relata Lorenzatti, es el concepto de “municipio verde”, un protocolo que permite ordenar las aplicaciones periurbanas de fitosanitarios en varios distritos del país.
Desde hace algunos años ya está implementado en Monte Buey, localidad que es, además, capital nacional de la siembra directa.
“Este esquema viene a transparentar cómo es el proceso de toma de decisión: el monitoreo de las labores, la emisión de una receta fitosanitaria por parte de un profesional, la comunicación hacia la comunidad y el Estado municipal, que actúa como controlador y garante”, explica.
En todo eso, la gestión y registración de los datos resulta fundamental. En definitiva, que claro que es clave, también, para poder lograr una verdadera agricultura sustentable. ©
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