Cosecha de maíz: ahora, a recolectar granos, pero también datos

Por Equipo FieldView el 10/03/2022 20:53:59

El ingeniero agrónomo Luis Verri, de Córdoba, experto en el asesoramiento integral en agricultura de precisión, repasa las claves necesarias para trillar con tecnología de punta.

Luis Verri, ingeniero agrónomo, director de Agronomy Tech

Mientras los lotes tempranos atraviesan, en su gran mayoría, por su última etapa de desarrollo -la de llenado de grano y de madurez fisiológica-, la cosecha de maíz empieza a dar sus primeros pasos

En ese contexto, para la labor mecanizada, y cada vez más tecnológica, vale la pena tener en cuenta una serie de recomendaciones que darán parámetros que serán fundamentales a la hora de evaluar los resultados que componen una recolección eficiente.

Luis Verri, ingeniero agrónomo, director de Agronomy Tech, un estudio radicado en Río Cuarto (Córdoba) que se dedica especialmente al asesoramiento integral en agricultura de precisión, describió las características que debe reunir la cosecha de maíz, incluyendo el kit de herramientas tecnológicas, para permitir una eficiente obtención de datos a campo.

Desde su visión de especialista en la materia, Verri destacó la importancia que tiene la cosecha desde el punto de vista agronómico y estratégico. La considera un momento crucial en el cual se va a estar recolectando la información a campo, para la posterior toma de decisiones.

“Esos datos son los que nos van a permitir evaluar lo que hemos hecho, para bien o para mal, y aprender para las próximas campañas. Si uno no analiza y no corrige, tampoco aprende”, dice Verri.

Si bien el objetivo central de la cosecha es recolectar los granos, hay una tarea que va asociada con esa labor: la de dejar el rastrojo distribuido de manera uniforme en el lote. 

“Un punto clave es ver cómo manejamos ese rastrojo, debido a que cada vez se ven más problemas en la uniformidad de la emergencia en los cultivos posteriores”, aclaró el especialista, que tiene muchos ejemplos en agricultura de precisión. 

A partir de esta necesidad, saber cómo manejar esos volúmenes de rastrojo requiere de una adecuada puesta a punto de las cosechadoras, devenidas en verdaderas “Harvest smart”, como las define.

“Desde el punto de vista técnico, en la cosecha de maíz hay que recolectar mapas de rendimientos de calidad y rescatar el verdadero valor agronómico que hay detrás de esos datos. A ese mapa hay que cruzarlo con el manejo a campo que se hizo del cultivo, para analizar la eficiencia en el uso de insumos”, indicó el asesor. 

La eficiencia en el uso del nitrógeno (que se traduce en cuántos kilos de maíz se obtienen por cada unidad de nitrógeno aplicado) y las lluvias (para dimensionar la eficiencia en el uso del agua), son parte de los datos a interpretar. 

Más allá de los rendimientos por ambiente, cada vez más presentes a partir de la adopción de la agricultura de precisión en maíz, Verri aclara sobre la necesidad de analizar los datos con el objetivo de ser cada vez más eficientes en el costo de la tonelada producida. 

La cosecha es un momento en el cual yo estoy recolectando datos. La información que no se recoge ahí no se recoge jamás. Puedo calibrar un mapa de rendimiento que dio por encima o por debajo del rendimiento real del lote, pero lo que no puedo hacer es tener un dato que no se tomó”, observa.

Calibración para la cosecha de maíz

Para no cometer esos errores, el asesor cordobés propone comenzar a trabajar en el ajuste del equipamiento, antes de la cosecha.

Cosechadora trabajando en un lote de maíz

El primer punto de referencia es controlar las celdas de pesaje de las monotolvas. Las monotolvas son la referencia a la hora de calibrar la cosechadora; por lo tanto, es fundamental que tengan el mantenimiento óptimo. 

A eso se suma el mantenimiento y puesta a punto del cabezal, el sistema de trilla propiamente dicho y el desparramador. 

En el caso de la plataforma, Verri considera indispensable su mantenimiento -“algo que los contratistas tienen muy en claro”, dijo-, para evitar que el desgaste de los materiales y una mala regulación del corte de la espiga generen pérdidas en la recolección.

El 70% de las pérdidas de cosecha se producen por pérdidas de cabezal/plataforma.

Hoy, la mayoría de las cosechadoras están equipadas con sistemas automatizados, con sensores y cámaras en el sistema de trilla que les permiten ir autoconfigurándose, en la medida que van cambiando las condiciones del cultivo. 

“El objetivo es cosechar un material con la mayor calidad posible, disminuir al mínimo las pérdidas y que la máquina rinda al máximo”, manifestó. Cada vez más, las cosechadoras toman decisiones por nosotros.

Los desparramadores equipados con trituradores permiten a esas máquinas distribuir el rastrojo de manera más uniforme. Algunos modelos ya cuentan con sistemas de compensación por viento, que hacen que se genere una fuerza tangencial en el desparramador para un reparto más homogéneo.

A partir de los avances disponibles en las máquinas actuales, Verri considera una picardía “no reconocer” en las tarifas de cosecha a equipos que tengan esta tecnología para el cultivo de maíz, ya que al fin de la secuencia agrícola se amortizará con creces.

La falta del triturador y/o compensación por viento puede significar pérdidas enormes en el rendimiento de los cultivos posteriores, debido a problemas de emergencia por desuniformidad temporal. Eso impacta en el resultado económico y productivo, que es mucho mayor que la tarifa que se buscó ahorrar”, comparó.

 

Webinar gratuito

 

Cinco sensores claves

La obtención de un correcto mapa de rendimiento depende del adecuado trabajo que realice un conjunto de cinco sensores: 

  • el que mide el flujo de granos por unidad de tiempo; 
  • el que monitorea la humedad; 
  • el de velocidad de avance;
  • el sensor de ancho de corte del cabezal; 
  • el GPS. 

Todos esos datos se combinan para determinar el rendimiento por unidad de superficie y se almacenan en el monitor de la cosechadora. Por eso, se debe recordar vaciar sus memorias y tener la precaución de cargar de manera correcta la medida del cabezal y de los distanciamientos.

Monitor muestra los datos almacenados de la campaña de maíz

“Muchas veces nos hemos encontrado con que alguno de estos sensores no funciona de la manera adecuada y no se puede obtener esa información tan necesaria”, admitió Verri.

Pero obtenidos los datos durante la cosecha de maíz, las plataformas digitales entran en acción. Su función es registrar las lecturas de los sensores. “Si están mal regulados (los sensores), el mapa va a contener datos erróneos”, advirtió.

La irrupción de las plataformas digitales -como el caso de FieldView- ha permitido en los últimos años a los productores y a los asesores técnicos simplificar al máximo las tareas de recolección de datos.

“Permiten disponer de ellos de manera más simple, segura y con un gran respaldo, además de facilitar la confección del mapa en tiempo real”, destacó.

En definitiva, la agricultura de precisión y digital deben estar cada vez más presentes también en la cosecha de maíz. Su adopción es creciente e irreversible y eso se pone de manifiesto en la mayor demanda por contratar los servicios vinculados con esta tecnología. Ahora, por estos  días, es momento de poner todo a punto. Después, será tarde. ©

 

Quiero saber más

 

Seguí leyendo

Agricultura variable: a sembrar en cada metro lo que hace falta

La revolución agrícola argentina y el enorme peso de la tecnología

Prescripción manual de herbicidas: eficiencia y sustentabilidad con FieldView

Compartilhar:
¿Te gustó nuestro contenido?
Déjanos tus comentarios