En Córdoba, el cultivo de girasol está de vuelta, de la mano de la tecnología

Por Equipo FieldView el 02/02/2022 20:01:46

En Villa Valeria, cerca del límite con San Luis y La Pampa, Germán Müller se apoyó en FieldView para mejorar el rinde del cultivo de girasol. Prescripciones y densidad variable fueron clave.

fieldview cosecha de girasol

En esta campaña de verano, atravesada por una notoria escasez hídrica, el girasol está confirmando, una vez más, que es un cultivo que tolera mejor que otros esta situación. Y, al mismo tiempo, en algunas zonas en las que casi había desaparecido por la plaga de las palomas, también está recuperando terreno gracias al manejo y la tecnología, dentro de la cual se destaca la agricultura digital

Germán Müller produce completamente sobre campos alquilados. Lo hace con un socio, en la empresa “Siembras Asociadas SA”. También es asesor privado y técnico de Integral Agropecuaria, un distribuidor de Bayer en Villa Valeria, en el sudoeste cordobés, muy cerca de las provincias de San Luis y La Pampa. Se trata de un experto en girasol, que conoce muy bien sus vaivenes en la zona, por el clima y, sobre todo, el daño que generan las palomas. 

Los problemas del cultivo de girasol

“Hace diez años, el centro de servicios vendía 3.000-4.000 bolsas de girasol, que representaban 10.000-12.000 hectáreas, pero con la aparición de la plaga el cultivo de girasol desapareció. Era lógico, ya que las pérdidas de rendimiento eran muy altas. Literalmente, se comía más de la mitad del rinde, pasando de un potencial de 2.500 kilos por hectárea a 1.000 kilos”, describe sobre esos dramáticos escenarios.

 Müller no puede precisar por qué la paloma ya no es un problema desde hace algunas campañas, pero reconoce que ahora se concentra hacia el noroeste de la zona, anidando sobre los montes del Río Quinto. “Ya no perdemos más un cultivo por la plaga”, se tranquiliza. Agrega que el principal problema actual es de otra índole: el yuyo colorado.

En este contexto, al que se sumaron dos años Niña consecutivos, lo que parecía ser la vuelta de a poco del girasol a la zona dio paso a un escenario en el que puede convertirse otra vez en una herramienta estratégica. 

La tecnología y el regreso del cultivo de girasol

Pero este regreso ahora es posible, explica Müller, por otros factores importantes: las nuevas tecnologías, el manejo variable y el buen control de malezas. En su visión, además, las herramientas tecnológicas y la agricultura digital están supliendo la falta de híbridos de punta para esa región girasolera.   

girasol en cordoba

En esta campaña, el productor implantó, asociado con el dueño del campo en el que siembra, nada menos que 500 hectáreas de girasol. En ellas, aspiran a conseguir 3.000 kilos por hectárea, muy por encima del promedio zonal.

El papel de FieldView

¿Cómo logra esos números? En Siembras Asociadas, Müller ya lleva dos campañas de uso de FieldView. El año pasado se inició con soja y maíz, y en la 2021/22 sumó el girasol a la gestión digital.

“Incorporamos FieldView por dos motivos. Principalmente, en esta zona, dentro de un mismo lote, tenemos un mosaico de suelos, a lo que se agregan las ondulaciones del paisaje. Y, además, asociado al tipo de paisaje en el que producimos, buscamos elevar los pisos de rinde en las lomas y optimizar recursos en los bajos”, explica el productor. 

Müller asegura que la plataforma le otorgó la posibilidad, rápidamente, de identificar cuatro ambientes en el campo, sobre rastrojo de maíz, y hacer una prescripción automática con cuatro densidades diferentes. 

Con ese trabajo previo, luego “volví al lote, hice una nueva recorrida, terminé de definir las densidades y, también, la fertilización variable, cruzando esos datos con la información que me entregaban los análisis de suelo”, detalla. 

Configurado el plan de siembra, la densidad varió entre 40.000 semillas en los ambientes más restrictivos, que son las lomas arenosas, y  entre 55.000 y 58.000 semillas en ambientes de bajo, que son los mejores.

Todo esto fue acompañado de una fertilización variable, con 60 kilos de urea protegida, aplicada entre líneas en las partes altas de los lotes, mientras que dosificó a razón de 90 kilos de ese producto en las partes bajas de mayor potencial.

Girasol“Todo el nitrógeno lo colocamos en la siembra, porque queríamos una rápida implantación del cultivo. Nuestro objetivo era que compitiera fuertemente con el yuyo colorado, que es el problema más grave en la zona”, dice. 

Hasta el momento en que contó el caso para este blog, las condiciones que se presentaban para el cultivo eran las ideales, porque sembraron en la fecha óptima de octubre y luego tuvieron buenas lluvias acumuladas entre noviembre y diciembre (300 milímetros en el bimestre) hasta el momento del botón floral. 

“A fin de año se cortaron las lluvias y hubo que enfrentar la ola de calor. Pero, al conseguir el máximo crecimiento vegetativo en prefloración, luego empezó a captar mucha radiación para lograr un alto potencial”, se esperanza el productor. 

Müller recorre los lotes del cultivo con frecuencia y destaca que se encuentran muy parejos, tanto los de loma como los de bajo. Y eso lo asombra, porque compara el estado actual del girasol con las campañas en que las que sembraba con densidades y fertilización fija. 

“Esta zona es muy dependiente de las lluvias para el progreso del cultivo, ya que hay suelos con hasta 80% de arena en su composición. Y, actualmente, gracias al manejo variable, conseguí que la arquitectura del cultivo se uniformice. Así, el stand de plantas tiene una gran condición general: en las partes altas no faltan recursos y en los bajos también están optimizados”, subraya. 

En definitiva, como cuenta Muller, el manejo variable, de la mano de la agricultura digital y de FieldView, le permitió darle estabilidad a un cultivo de girasol estratégico para la zona. Es un aporte más a la diversificación necesaria para las empresas agropecuarias, pero también para los suelos. Y, sin ninguna duda, para la sustentabilidad. ©

 

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